Vuelan

La página vuela en redondo. Allá, ávidos ojos comiendo de más. Y otra página vuela, y otra más.
Y muestran, seductoras, su dorso cada vez, lleno de palabras frenéticamente deseadas. Vuela otra página y despide su aroma de cielo, que llega solícito hasta la nariz, y causa el efecto esperado: amor de veras.
No hay nada afuera, en lo absoluto, todo está ahí, entre las trémulas manos que las sostienen. ¡Hablan maravillas, las dictan! Y allá va otra página, a esta la acompaña una chispa llena de orgulloso placer y certeza: nunca terminarán.

Tú serás mortal, pero las páginas no, son promesa eterna.
Tienen eso de mágicas, lo otro de especiales, todo de inmortales.
Reverberan sus historias, sus verdades, sus locuras, todas danzantes en el interior del corazón y del alma. Te hablo de una relación con principio olvidado y sin final conocido. El mismo amor de vida de tantas y tantas vidas.
Y vuela otra página más. Y vuelan días, meses, y vuelan los años.
Y las páginas siguen volando también, siempre en redondo.
Siempre con su aroma, con su vida, con mi vida…


 -Fernando Vidrio; Mayo de 2011-